En la actualidad, prima el consumo de productos congelados. De hecho, casi siete de cada diez hogares consumen este tipo de alimentos, según los últimos datos de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) y la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU).
Con este panorama, no es de extrañar que los alimentos congelados se hayan impuesto y cada vez estén más presentes en nuestros supermercados de confianza. Ante esta nueva situación, siempre surgen las mismas dudas:
¿Son saludables?, ¿El hecho de que sean más baratos supone que también pierdan algunas de sus cualidades nutricionales?, ¿Sabemos conservar, descongelar, cocinar y consumir productos congelados?
Todas estas preguntas tienen respuesta y algunas nos pueden sorprender ya que, en primer lugar, los alimentos congelados no tienen por qué ser menos saludables ni perder sus cualidades respecto a los productos frescos y de temporada. En efecto, un alimento que se congela adecuadamente no pierde ni sus propiedades nutricionales ni tampoco las cualidades organolépticas, es decir, su textura, su color o su sabor. En este último aspecto, toda congelación implica una mínima pérdida de estos factores. Sin embargo, es prácticamente inapreciable para casi cualquier paladar. Asimismo, los alimentos frescos también pueden perderlos si no los conservamos ni consumimos en el momento adecuado. Esto ocurre más veces de lo deseado, pues este tipo de productos demandan tiempo también para su elaboración antes del consumo.
El papel de la técnica del congelado es fundamental para que se conserven propiedades nutricionales y cualidades. Por ejemplo, este tipo de producto debe congelarse justo después de la recolección o de su elaboración y se hace a una temperatura de -40ºC. Una mala congelación supondrá siempre una pérdida del color, textura, nutrientes y sabor del alimento a la hora del consumo.
También es necesario señalar la diferencia entre el proceso de congelación y el de ultracongelación. Expertos como la nutricionista Laura Zurita Rosa, de la Asociación de Dietistas y Nutricionistas de Madrid (Addinma) afirman que si se ultracongelan en el momento de la pesca, recolección o inmediatamente después de su elaboración, la calidad nutricional puede ser incluso superior a la del producto fresco.
Ni siquiera el hecho de que sean más baratos deben hacernos dudar. Esto se explica por una sencilla razón. Y es que los alimentos congelados se recolectan, preparan y congelan en plena temporada o en momentos de alta demanda, cuando existe más oferta y precios muy competitivos, de modo que permite que se mantenga ese precio competitivo durante todo el año.
Por tanto, un producto bien congelado es siempre un producto saludable e igual de recomendable que un alimento fresco.
Sin embargo, otro factor importante que debemos tomar en consideración en este proceso es el de la descongelación. En numerosas ocasiones, la falta de tiempo nos empuja a precipitarnos y consumir los productos congelados sin prestar atención a las indicaciones previas de descongelación. Estas son tan importantes como el propio proceso de congelación previo. De él también depende que se mantengan las propiedades nutricionales y las cualidades organolépticas.
Es necesario seguir siempre las instrucciones del envase y asegurarnos que hemos congelado adecuadamente el alimento y que nuestro frigorífico está preparado para ello.
Ahora bien, puede ocurrir que hayamos roto la cadena frío en el proceso de compra (por ejemplo en época de altas temperaturas, sin bolsas isotérminas o recipientes preparados, lleguen a casa casi descongelados). En este caso, lo mejor es consumir al momento, no volver a congelarlos.
También, en otras ocasiones, superamos el periodo máximo aconsejable para mantener un producto congelado en nuestro frigorífico, que puede establecerse entre los seis meses y el año. Después de ese tiempo, estamos consumiendo un producto congelado que ya no conserva las propiedades iniciales.
El ahorro de tiempo en la elaboración y la posibilidad de consumirlos en cualquier época del año es una de las grandes ventajas, junto al ahorro de tiempo y la facilidad de preparación.
Desde el punto de vista de salud, la congelación evita también la proliferación de patógenos y degradación de los alimentos.
Y, en el caso particular de Las Cremositas, no podemos dejar de recordaros que sus ingredientes son frescos y naturales. Nuestras croquetas se realizan manualmente siguiendo un proceso 100% artesanal tanto en la elaboración de la bechamel como en su posterior moldeado y rebozado, listas para comprar y consumir adecuadamente siguiendo los consejos que ya hemos compartido en otras ocasiones.
Las croquetas Las Cremositas, que encontráis disponibles en ‘La Colmena Que Dice Sí’ y en ‘Mercado de Productores’, se venden ultracongeladas y no incorporan ningún tipo de aditivo industrial ni conservantes, por lo que presentan las ventajas de los productos congelados de alta calidad. Eso sí, aunque durante el primer año desde su preparación su consumo es perfectamente seguro, nosotros recomendamos realizarlo durante los 3 primeros meses de su elaboración para asegurar que el sabor se mantiene tan increíble como el primer día.
¡Esperamos que las disfrutéis!
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